26 enero 2017

Modos de transmisión cultural. Jesús Mosterín




Modos de transmisión cultural

Jesús Mosterín


Cavalli-Sforza y Feldman han distinguido los modos vertical, oblicuo y horizontal de la transmisión cultural. La información se transmite verticalmente de padres a hijos, de generación en generación. La transmisión horizontal tiene lugar entre individuos de la misma generación. La transmisión oblicua se produce entre individuos de distinta generación no emparentados entre sí por la relación de ascendencia-descendencia biológica. La herencia genética siempre se transmite verticalmente. Sólo de nuestros padres recibimos información genética. Pero la información cultural se transmite tanto vertical, como oblicua y horizontalmente. En las sociedades tradicionales predomina la transmisión vertical. Incluso la tradición misma es a veces identificada con la información cultural transmitida verticalmente, de progenitores a infantes. En las sociedades modernas la mayor parte de la transmisión cultural (sobre todo la de las novedades) es oblicua u horizontal, e incluye desde la moda y la influencia de los amigos, hasta la de los medios de comunicación de masas. Por eso en las sociedades tradicionales la evolución lingüística (que es cultural) seguía caminos paralelos a la genética, pues ambas informaciones se transmitían verticalmente, mientras que tras la aparición de los viajes, las escuelas, y los medios de comunicación, ese paralelismo se ha roto.


La transmisión vertical de la información cultural siempre es transmisión de-uno-a-uno. La transmisión horizontal también puede ser de-uno-a-uno, como ocurre frecuentemente entre amigos. La propagación o influencia cultural que ejercen los líderes, maestros o modelos sociales implica la transmisión de-uno-a-muchos. Por el contrario, la enculturación a que una tribu o grupo social somete al inmigrante o recién llegado se efectúa mediante la transmisión de-muchos-a-uno.


Modelos cuantitativos


La evolución de la cultura de un grupo ocurre mediante (1) la invención o introducción de nuevas dimensiones culturales, funciones o tareas, (2) la invención o introducción  de nuevos memes alternativos para las tareas o funciones ya presentes, y (3) la variación de las frecuencias relativas de los memes alternativos o alelomemes con el tiempo. Casi todos los modelos cuantitativos de la evolución cultural tratan de representar el tercer tipo de cambio, es decir, están centrados en el análisis de los cambios que se producen con el tiempo en la distribución de frecuencias de un stock fijo de memes, en analogía con los métodos cuantitativos de la genética de poblaciones. 


Cultura actual y virtual


La cultura de un individuo en un momento dado es la totalidad de la información transferida por aprendizaje social —la totalidad de los memes— de que dispone ese individuo en ese momento. Pero el verbo «disponer» es aquí ambiguo. En un sentido fuerte, un individuo dispone de cierta información, porque la tiene actualmente almacenada en su cerebro, y puede recuperarla inmediatamente y a su antojo. Al conjunto de toda la información de que un individuo dispone de este modo actual llamamos su cultura actual. En un sentido más débil, un individuo dispone de cierta información, no porque la tenga almacenada en su cerebro, sino porque sabe cómo obtenerla de un soporte externo que está a su disposición. Al conjunto de la información de este tipo de la que dispone un individuo llamamos su cultura virtual. Mi cultura actual sólo abarca los tres o cuatro números que sé de memoria, pero, gracias a la guía telefónica que tengo junto a la mesa, mi cultura virtual abarca todos los números de teléfono de Barcelona (o incluso de toda España y gran parte del mundo, teniendo en cuenta el servicio de información telefónica). Yo sé que la Tierra es redonda, sé que he de circular por la derecha (en mi país) y detenerme cuando el semáforo se ponga en rojo, sé cómo andar en bicicleta, cómo usar un destornillador y cómo tararear la Marsellesa. Todo eso forma parte de mi cultura actual, y la información pertinente está almacenada en mi cerebro. No sé dónde está Plymouth exactamente. Pero tengo un atlas a mano, en la estantería, y sé cómo encontrar la situación de Plymouth: buscando «Plymouth» en el índice, que me remitirá a la página con el mapa en cuestión y sus coordenadas, localizando Plymouth en el mapa correspondiente, e interpretando adecuadamente dicha localización. No sé cómo manejar el sofisticado despertador que me acaban de regalar, pero poseo un detallado folleto de instrucciones, que explica con todo detalle cómo usarlo en una lengua que comprendo perfectamente. La información relativa a la situación de Plymouth y al uso del despertador forma parte de mi cultura virtual. A partir del momento en que consulto y retengo tal información, pasa a integrarse en mi cultura actual.


Toda cultura virtual se basa en cierta cultura actual, a saber, en la información actual (cerebral) de cómo recuperar la información virtual almacenada en el soporte externo. Sólo puedo recuperar y usar la información virtual contenida en la guía telefónica, en el atlas, o en el folleto de instrucciones, si previamente poseo en mi cerebro suficiente información actual sobre cómo encontrar y consultar el libro o el folleto, sobre cómo leerlo e interpretarlo, es decir, si sé leer y entiendo la lengua en que está escrito y el código cartográfico, y si poseo cierta familiaridad con el manejo de ese tipo de fuentes.


La mayor parte de la información de que dispone el abogado, el banquero, el historiador, el astrónomo, etc., es cultura virtual. Y una parte importante de la formación del estudiante consiste en aprender a localizar las fuentes y usar los métodos que le permitan explotar oportunamente las ingentes acumulaciones de información (bibliotecas, bases de datos, etc.) que virtualmente están a su disposición, es decir, en ampliar su cultura virtual.


Americanización de la lengua
 española: un caso de aculturación


Comunicación y difusión


Las necesidades básicas del human le vienen dadas por su naturaleza y son prácticamente universales. La satisfacción de esas necesidades representa un reto permanente, al que los humanes siempre y en todas partes han tratado de responder. Las diversas respuestas a ese reto constituyen las diversas culturas, que son como las diversas soluciones de la ecuación multivariada de nuestras necesidades. En efecto, las mismas necesidades (naturales) pueden ser satisfechas por medios (culturales) distintos. Y las diferentes culturas representan soluciones distintas a los mismos problemas. 


Desde luego, las culturas no se limitan a su función principal de solucionar problemas naturales, también aportan sus propios problemas y sus correspondientes soluciones (o ausencia de soluciones). La tradición cultural de un grupo es siempre conservadora. Por muy revolucionario que sea el cambio de algún meme, la mayoría de los memes permanecen estables. El invento, el descubrimiento, la novedad en la transmisión cultural han solido ser (al menos hasta muy recientemente) relativamente raros. El progreso cultural de los sistemas socioculturales ha solido consistir más en la asimilación de los inventos ajenos que en la invención propia. Al fenómeno de la transmisión de información cultural de un sistema sociocultural a otro se le llama difusión. Como escribe Linton, «siempre son muy pocos los inventos originados dentro de cualquier sociedad y su cultura que tienen éxito. Si todo grupo humano hubiera tenido que evolucionar por su solo esfuerzo, el progreso habría sido tan lento que es dudoso que sociedad alguna hubiera superado a estas alturas el nivel del Paleolítico. El crecimiento relativamente rápido de la cultura humana, como conjunto, se debe a la capacidad de todas las sociedades para adquirir elementos de otras culturas e incorporarlos dentro de la suya propia. Esta transferencia de elementos culturales de una sociedad a otra se conoce con el nombre de difusión». Muchas veces un grupo aplica tradicionalmente una solución cultural propia mediocre a uno de sus problemas; mediante asimilación de otra solución ajena más eficaz, logra resolver mejor el problema. Lo cual no significa que la difusión tenga siempre un carácter progresivo. También hay difusión de memes patológicos nocivos, como la difusión de la práctica de fumar tabaco.


La difusión ha sido metafóricamente caracterizada como contagio cultural. Y el contagio es tanto más fácil cuanto más estrecho sea el contacto. Cuando diversos sistemas socioculturales están en contacto y sus miembros tienen oportunidad de comunicarse entre sí, la difusión de rasgos culturales es inevitable. La difusión entre dos sistemas socioculturales puede ser mutua, pero si ambos tienen un nivel distinto de desarrollo, la difusión seguirá en la mayor parte de los casos la dirección desde el sistema más desarrollado hacia el menos desarrollado, no sólo porque muchos rasgos culturales del primero serán más útiles o eficaces que los correspondientes del segundo, sino también por el superior prestigio asociado con el mayor adelanto general del primer sistema, que afectará incluso a memes que no presenten ventaja alguna. 


Un caso extremo de difusión es la difusión forzada o aculturación, que con frecuencia acompaña a fenómenos de colonialismo, guerra y opresión Los individuos son obligados contra su voluntad a asimilar rasgos culturales impuestos por el colonizador, por el vencedor o por el propio gobierno. La conquista española de América representó un caso especialmente craso de aculturación o difusión forzada de memes ajenos no deseados (empezando por todo el complejo cultural religioso del catolicismo) entre las poblaciones indígenas. También los diversos nacionalismos tratan de homogeneizar culturalmente la población sobre la que ejercen su dominio mediante la imposición de las formas culturales que ellos identifican con su presunta nación. La aculturación, interna o externa, siempre se basa en la coacción, y en ello se diferencia de la difusión pacífica, basada en la libre elección de los individuos.


Aislamiento y deriva


Si el contacto trae consigo la difusión, el aislamiento provoca la deriva. Como es bien sabido, el aislamiento continuado de una población de organismos en subpoblaciones separadas trae consigo una creciente diferenciación genética entre las diversas subpoblaciones, a la vez que una mayor uniformidad genética entre los individuos de cada subpoblación. Algo parecido ocurre con la cultura. La separación de una población poseedora de una cultura más o menos homogénea en subpoblaciones aisladas entre sí provoca la deriva cultural, es decir, la evolución diferencial y la fragmentación de la cultura inicial.









Tomado de: 
MOSTERÍN, Jesús (1993): Filosofía de la cultura. Ed. Alianza, pp.66-69


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