Neopopulismo
Juan José Sebreli
La caída del comunismo, el deterior del Estado de bienestar y las consecuencias indeseadas del capitalismo salvaje , dejaron el terreno libre para la reaparición del populismo que parecía definitivamente muerto, reciclado en neopopulismo.
En los Estados Unidos y en algunos países europeos pulularon los populismos de derecha -Poujade, Jean-Marie Le Pen, Jörg Haider, Viktor Orbán, Silvio Berlusconi y en cierto modo Vladimir Putin-;en tanto en América Latina surgió un populismo de izquierda que lleva el impreciso nombre de "neopopulismo latinoamericano" o "socialismo del siglo veintiuno" encarnado en algunos caudillos: Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y los sempiternos patriarcas hermanos Castro ya de vuelta del estalisnismo duro y ahora envejecidos y resignados al modesto papel de precursores del neopopulismo. Para los neopopulistas argentinos -los kirchneristas- resulta un viaje de ida y vuelta del antiguo al nuevo populismo: imitan a Chávez que a su vez imita a Perón. Comparten otra similitud: tanto el teniente coronel Chávez como el general Perón iniciaron su carrera política con un golpe de Estado y una dictadura militar.
No hay mucha diferencia entre el populismo de derecha y el populismo de izquierda; el populismo, según su esencia, es nada o todo de acuerdo con las circunstancias. Por eso admite las interpretaciones más variadas y algunos aciertan en algún aspecto. Tampoco hay una gran diferencias entre el viejo y el nuevo populismo, el reciente modelo tiene las mismas características: el movientismo se opone al sistema de partidos, los líderes autoritarios reemplazan a las instituciones republicanas, comparten fenómenos como la manipulación de masas, y una economía de mercando interno, antiexportadora e inflacionaria, aunque en cuestiones económicas el modelo puede variar de acuerdo a la situación. Los populismos surgen no en los períodos de mayor pobreza, sino todo lo contrario, cuando el país cuenta con reservas para repartir.
Más sofisticados que los populismos históricos, los neopopulistas promueven un autoritarismo suave o, como decía un opositor venezolano, "un autoritarismo light" donde se limita la libertad de expresión pero no se la elimina del todo, de acuerdo con la época medianamente democrática que vive el continente. Algunos toques modernizantes que tuvo el kirchnerismo -ley de matrimonio igualitario- se debieron al aire del tiempo y también a haberse desprendido de dos corporaciones esenciales del viejo populismo: la iglesia y las fuerzas armadas.
Jujuy. Agrupación Tupac Amaru. |
La expresión intelectual de este movimiento se plasmó en la Argentina con la convocatoria de un grupo de docentes universitarios de las facultades de humanidades que firmaron una serie de "cartas abiertas" en defensa de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Entre ellos hay funcionarios públicos mezclados con ex guerrilleros reciclados y otros sin pasado político que adhieren por motivos emocionales o, a veces, por cálculo. Se dicen herederos de los "jóvenes idealistas" del setenta, sólo que cambiaron las arnas por los cargos públicos o los programas de televisión oficial.
El verdadero pensamiento de los intelectuales neopopulistas es difícil de desentrañar. El estilo de sus proclamas está empedrado de jerga academicista y cuando aparecen en los medios de comunicación usan la retórica hermética de sus papers o sus tesis universitarias. Más que declaraciones políticas, las suyas, parecen ejercicios de estilo. El alambicamiento sustituye a la argumentación y falta de datos objetivos. La oscuridad oculta y la trivialidad y la obsolescencia de consignas que se reducen a antagonismos simplistas y reiterativos: pueblo/oligarquía, patria/colonia.
La teoría posestructuralista sobre el carácter inaccesible de la realidad por ser contingente, y la necesidad de construirla a través del lenguaje sirve a los laclausiano (seguidores del profesor Ernesto Laclau) para explicar y justificar la total discordancia entre el discurso kirchnerista -el "relato". y los hechos.
Laclau decía: "El lumpen por su marginalidad es la condición de la constitución de un sujeto revolucionario". Cristina Kirchner, acorde con Laclau, arma sus fuerzas de choque con los lúmpenes violentos de las barras bravas futboleras y la organización Vatayones Militantes formadas por peligrosos delincuentes.
Laclau y Chantal Mouffe adhieren a la concepción política preconizada por Schimitt: confrontación permanente, antagonismo insuperable de amigo-enemigo y desicionismo como forma opuesta a la discusión liberal. Admiten con Schmitt que el poder no reside en las instituciones republicanas sino en la persona del "soberano", que apela al estado de excepción ante la crisis. Los Kirchner practicaron siempre estas ideas, antes aun de conocer a Laclau y tal vez ignorando a Schimitt.
Laclau y los suyos no niegan la existencia de un neopopulismo de derecha, como se observa sobre todo en Europa, pero ocultan que entre uno y otro haya tantas similitudes como las que había entre el populismo histórico y el fascismo. Es significativo que muchas medidas políticas adoptadas por Viktor Orbán en Hungría sean identicas a las tomadas por el gobierno supuestamente neopopulista de izquierda de los Kirchenr: ruptura don con el FMI como muestra de independencia; subordinación del poder legislativo y judicial al ejecutivo; pérdida de la autonomía del Banco Central; estatización de las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones y uso indiscriminado de esos recursos; persecución al a prensa independiente y estigmatización de los opositores políticos.
Bajo el gobierno de Cristina Kirchner se acentuaron las características propias de todo populismo: el culto a la personalidad de la pareja -y luego de Cristina sola-, la politización total, la propaganda permanente, los actos celebratorios, la movilización de masas, la formación de organizaciones ad hoc como La Cámpora y fuerzas de choque. Se recurrió a la elaboración de un "relato" y sus espectaculares puestas en escena. La primera experiencia exitosa fue la celebración del Bicentenario de la revolución de mayo. En sus discursos diarios por cadena nacional, Cristina Kirchner combina la arenga de barricada estilo Evita, ataques directos a los enemigos a la manera de Chávez, aderezado con pintorescos recursos de una animadora de programas de entretenimiento, creando con esa rara mezcla, una imagen por momentos grotesca.
SEBRELI, Juan José (2012): El malestar en la política. Bs. As. Sudamericana, pp. 367-377.